[RESEÑA] – “Revuelta popular”, José Ignacio Ponce. América en Movimiento, 2020

Por Aníbal Pérez Contreras

En estos días se cumplen dos años del evento más importante de la historia reciente chilena.
Tan solo el ejercicio de nombrarlo genera un profundo debate: “estallido social”, “revuelta popular” o “crisis social” han sido algunos de los conceptos usados por los historiadores, los cientistas sociales o por los periodistas en los medios de comunicación.
Y claro, cada uno de estos conceptos implica una carga valórica y analítica de los eventos que presenciamos las y los chilenos a partir del 18 de octubre de 2019.
Resulta evidente que, más allá de cómo queramos nombrarla, las preguntas que circularon en aquellos momentos y que siguen penando en la cotidianeidad de nuestras vidas tienen que ver con las causas del fenómeno, las dinámicas del conflicto, los repertorios de acción colectiva, la violencia social, la violencia estatal, así como las salidas o soluciones posibles.
Pues bien, si cualquier ciudadano o ciudadana quiere avanzar en las respuestas a estas y otras preguntas sobre los eventos mencionados, el texto de José Ignacio Ponce: Revuelta popular. Cuando la “nueva” clase trabajadora se tomó las calles. Chile 2019, resulta una consulta ineludible.
En mi opinión, el texto resulta de bibliografía obligatoria pues aborda el fenómeno en la complejidad totalizadora que merece. Es decir, tanto en el análisis de sus causas como en la explicación de su desarrollo, se levantan un conjunto de hipótesis que el lector puede o no compartir, pero que se ponen a la altura que el problema requiere. En otras palabras, no es un texto de explicación mono-causal del tipo que abundan en los medios de comunicación formales e informales.
En términos generales, el libro es una buena síntesis entre una argumentación académica y un ensayo potente de debate público. Por tanto, primeramente, si el lector busca conocer cuáles han sido las principales explicaciones que han girado en torno al 18-O, en el texto de Ponce encontrará una muy buena síntesis de aquello, permitiendo con esto ayudar al ciudadano común como al estudiante para ordenar un “estado del arte” sobre la revuelta.
Más aún, dentro del mismo debate el autor escarba, examina y mira a contraluz cada una de las grandes hipótesis explicativas sobre el conflicto. Primeramente, desecha la tesis de la crisis de expectativas en torno al desarrollo del capitalismo. Este tipo de hipótesis son fieles representantes del clásico ejercicio sociológico de la década de los ’60, que buscaban imponer modelos analíticos a una realidad en movimiento y explicar su desarrollo histórico a partir de lo que “no fue”. De la misma forma, el autor tensiona aquellas interpretaciones que abordan la fragmentación del “nuevo pueblo”, pues estas no lograrían dar cuenta del ímpetu de la movilización ni su aglutinamiento. Dicho de otra forma, si es cierto que, con las dinámicas del nuevo capitalismo neoliberal chileno se comenzaron a desarrollar una serie de identidades fragmentarias que erosionaron la noción de clase trabajadora, ¿cómo se explica que esas mismas identidades atomizadas se ubicaran en disposición de lucha y movilización provocando la crisis social más importante del sistema instaurado durante la dictadura?, ¿Qué permitió que diversas formas de identificación social se unieran contra una alteridad representada en las elites políticas y sociales de la historia reciente?
Entonces, en medio de la discusión desarrollada principalmente en el establishment del debate público, José Ignacio Ponce propone otra interpretación. De manera sintética, podríamos decir que la hipótesis propuesta se puede subdividir en dos partes. La primera afirma que la nominación más adecuada del fenómeno corresponde a una “revuelta popular”. Esto por cuanto la idea de “estallido social” supone la existencia de una normalidad sistémica equilibrada, sobre la cual de manera sorpresiva se produce un “estallido” que no estaba previsto. Estos enfoques, dirá el autor, suponen que existe una normalidad legitimada que, sin saber por qué, un día dejó de funcionar. Se trata de las miradas tradicionales que se podrían sintetizar en el “no lo vimos venir”. Al contrario, nada de equilibrio ni normal funcionamiento existía en el Chile previo al 18-O. Con detalle en sus diversos capítulos, el autor aborda los procesos de despojo por los cuales ha atravesado la clase trabajadora chilena. Tanto la precariedad laboral, la discriminación de clase, género y raza que se puede experimentar en el país construido, evidencian que esto no se trató de un estallido sobre una normalidad sistémica, sino más bien de una revuelta popular que se expresó como fuerza social destituyente y que en su desarrollo abrió posibilidades de emerger en tanto una fuerza social constituyente.
Por otra parte, una segunda hipótesis general importante, y a mi modo de ver la más polémica en el debate público, es la que tiene que ver no tanto con las explicaciones estructurales de malestar, sino más bien con los sujetos movilizados. Ante las preguntas sobre ¿Quién o quiénes encabezaron la revuelta? y ¿cómo se explica la unidad en la movilización de personas que se percibían tan diferentes? La respuesta para el autor es que se trataría de una “nueva” clase trabajadora, la que, a partir de sus diferentes experiencias de despojo construidas al calor de la relación con el capitalismo neoliberal, canalizaron ese descontento en la coyuntura del alza del metro en Santiago de Chile.
Para acolchonar esta hipótesis el autor propone pensar en una “nueva” clase trabajadora a fin de reconocer las transformaciones subjetivas y objetivas que se han desarrollado en los últimos cuarenta años de su existencia. Es decir, evidentemente habría cambios en este actor, así como también continuidades históricas. Ya sea en sus ejercicios de memoria histórica, en sus repertorios de acción colectiva, en su relación con la institucionalidad, o en la dinámica misma del trabajo y el capitalismo financiero, la clase trabajadora ha experimentado trazas de continuidad y coyunturas de cambio. Sin embargo, sigue existiendo y siendo parte fundamental del proceso de producción de riqueza, convirtiéndose en el fenómeno más general y estructural que atraviesa la población en su conjunto. Por su parte, a lo anterior habría que agregar la subjetivación del descontento contra las elites políticas y sociales, representadas en el gran empresariado con sus casos de colusión y monopolio del mercado, junto a la corrupción y crisis de legitimidad del sistema político.
En este sentido, criticando a las perspectivas que asumen la tesis del “nuevo pueblo” el autor afirma que es precisamente su carácter de pueblo con y más allá de sus diferencias lo que explica el desarrollo o vector de la movilización.
En síntesis, no sería el ciudadano solamente disconforme con la expectativa del capitalismo producto de la falla de la modernización. Tampoco la total autonomía y heterogeneidad del nuevo pueblo. Más bien, se trataba de la “nueva clase trabajadora” que, experimentando despojos históricos en el neoliberalismo y una crisis de legitimidad de las elites del modelo, se volcó a la calle en modo de revuelta popular.
Por cierto, en estas pocas palabras estamos reduciendo lo máximo posible las hipótesis y discusiones que, a mi modo de ver, propone el libro y que justifican su lectura por parte de tantos y tantas que nos hemos preguntado por el tema que aborda. Al calor de sus páginas, se encuentran otras hipótesis tanto o más sugerentes y polémicas que las principales aquí expuestas.
Además, se podrá ver como la música de perspectiva subalterna dialogaba mucho antes con la sensación de malestar de la población sobre el sistema económico y social. El autor, recurre las letras e imágenes para ilustrar precisamente los rostros de la multitud, al calor de la cultura popular. Esto último resulta tremendamente atractivo del libro, pues haciendo un ajuste de cuentas con el marxismo más estructuralista, Ponce recurre al historiador inglés E. P. Thompson para dar cuenta de la complejidad de constitución de una clase en su multi-dimensionalidad. Aquí existe también un aporte bibliográfico para todos y todas aquellos que les interese reflexionar sobre el estudio de las clases sociales.
En síntesis, este es un muy buen libro, tanto para iniciados como neófitos en el ámbito de la reflexión del “estallido social”. Pone al día en diversas temáticas de discusiones sobre la historia reciente, de allí su utilidad pedagógica. Pero más aún, es una reflexión que se viene dando en el trabajo del autor desde hace varios años, tanto al interior y en medio de los actores sociales y políticos como de la labor académica.
Por cierto, no busca cerrar un debate, sino que, al contrario, pretende poner “más pelos en la sopa”, desde una perspectiva ubicada en el materialismo histórico complejizado a partir de sus largos debates del siglo XX.
¿Por qué leer este libro?, porque de una manera apasionante busca responder la pregunta sobre la crisis del “oasis de la democracia”, última expresión de los mitos creados por la cultura del excepcionalismo chileno.

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Aníbal Pérez, es Licenciado en Historia Universidad de Valparaíso, Magíster y Doctor en Historia por la Universidad de Santiago de Chile. Sus líneas de investigación han girado en torno a la historia política contemporánea de Chile. Dentro de ellas: la historia de las derechas, los gobiernos locales y el clientelismo político. Es autor del libro La UDI tras el telón (América en Movimiento, Valparaíso, 2016) y co-editor en Transiciones: perspectivas historiográficas sobre la posdictadura chilena 1988-2018 (América en Movimiento 2018, Valparaíso). Su último libro publicado se titula: Clientelismo político en Chile. Historia presente de una costumbre política 1992-2012 (Ediciones Universidad Alberto Hurtado 2020, Santiago).
Además, ha publicado diversos artículos de investigación en diferentes revistas académicas de Latinoamérica y Chile. Actualmente se desempeña como editor asociado de la Revista Divergencia y es Investigador Asociado al Instituto de Investigación en Ciencias Sociales ICSO, Universidad Diego Portales donde investigador responsable del proyecto FONDECYT Posdoctoral nº 3200032 titulado: “De las llaves de la transición a las llaves de La Moneda. Una historia político-social de Renovación Nacional (1987-2014)”. Actualmente ejerce docencia en la Universidad Diego Portales y en la Universidad de Santiago de Chile.


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