“[escribir] PARÍS o escribir la estela que tantos escritores inscribieron en esa ciudad. [escribir] PARÍS o lo que a cada tanto París parece ser: un pasado que se reencarna o se reescribe pero que permanece siempre elusivo, inédito. Ese es el PARÍS de ENRIQUE VILA MATAS: una ciudad que ocurre despacio, respirando el aire ligeramente surreal o acaso absurdo que le insuflaron Kafka, Apollinaire, Perec, von Horváth y tantos que apenas asoman en su crónica vuelven a desintegrarse. Una ciudad en la que una “muerte por árbol” puede convertirse en motivo de peregrinaje. Unas callejuelas en las que se puede ser inmensamente desgraciado si no se lleva en el bolsillo el libro preciso –el Tristram Shandy, por ejemplo. Esas mismas calles aunque con otro aire, otro ritmo, otras lecturas y el recuerdo de otros escritores (Puig, Malraux, Ocampo, Cocteau, Sartre) reverberan en el relato de SYLVIA MOLLOY. Su PARÍS es la memoria de un despojo y de un comienzo: en la capital francesa el “hogar es algo que se ha dejado para siempre atrás”. El PARÍS de MOLLOY es entonces un evento irreversible, un lugar al que se llega y que ya nunca se abandona. Porque para [escribir] PARÍS es necesario volverse para siempre algo parisino.”