Cambiar el mundo desde arriba. Los limites del progresismo

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Reseña

“Este es un libro urgente que pretende intervenir, desde el análisis crítico, en una de las coyunturas más complejas y trascendentes que vive nuestra región. Quiere ser una herramienta de comprensión y análisis para aquellos y aquellas que están involucrados en las luchas sociales. Quiere ser, a la vez, un homenaje a quienes resistieron estos años de aislamiento y represión sin doblegarse a las mieles del poder, sin plegarse a las derechas ni a los progresismos y que, por lo tanto, desafiaron la soledad y en no pocas ocasiones la estrechez material, para mantener en alto sus principios.

Un trabajo a cuatro manos siempre es un desafío mayor. Supone dejar de lado algunas ideas, para permitir que otras se desplieguen, en un ejercicio de confianza mutua y en un esfuerzo por aliviar los egos de cada quien para fecundar la tarea colectiva. Ha sido estimulante hacer un libro entre dos personas que pertenecemos a generaciones diferentes, con trayectorias militantes distintas, aunque ambas dentro del campo revolucionario, con ocupaciones e intereses parcialmente diferentes, aunque siempre críticos con la realidad que nos rodea.

El trabajo contiene cuatro capítulos. El primero y el segundo intentan actualizar temas que nos desvelan, como el carácter de los administradores del aparato estatal en las revoluciones del siglo XX, sean burocracias estatales o posibles nuevas burguesías.

El tercero aborda la emergencia de nuevas elites bajo los gobiernos progresistas y el cuarto ingresa de lleno en la decadencia del período progresista, que algunos han dado en llamar “fin de ciclo”, haciendo hincapié en el mantenimiento de las desigualdades, el aumento de la represión y el fortalecimiento del capital financiero.

Somos conscientes que algunos de los temas que traemos al debate han terminado relegados por la mayor parte del movimiento revolucionario del mundo, quizá por el crudo pragmatismo que impera en las izquierdas institucionales. Sin embargo, nos pareció necesario replantearnos el carácter de los gobernantes y de las nuevas elites auto-proclamadas progresistas y hasta “revolucionarias”.”