“En el cuarto mundo asistimos, desde el momento de su concepción, a la relación simbiótica de dos hermanos mellizos cuyas individualidades se rigen y definen en un juego de proyecciones, culpas y sofocamientos, y en donde la dependencia que se origina entre ambos personajes se aborda desde sus grietas, vale decir, desde la oscilación entre el amor y el odio que surge desde este peculiar vínculo.

Las relaciones familiares, el incesto y los estereotipos degénero forman el tejido de esta novela que, a su vez, reflexiona sobre la identidad latinoamericana a través de una pertenencia ambigua “Sabemos que hemos nacido de una mala maniobra de Dios. Sin cansarse, repite obsesivamente “soy in digno sudaca, soy un digno sudaca” mientras las sílabas se trizan en el muro de contención de la casa””