“Los cuarenta y vuatro cuentos que componen este libro son la entrada a un universo imaginal asombrosamente vasto y complejo. El conjunto opera como un mapa dentro de unterritorio simbólico que lo excede. Sepermite el autor crear una clase de historiografía el símbolo. Por que lo que busca en medio e este ejercicio es conocer. No es imaginar por imaginar lo que pretende. Las imágenes se precipitan en cascadas de sentido: es “el otoño de los símbolos” advierte. Conocemos el manatial inabarcable de donde viene este material. La cualidad de lo onírico se advierte de trasfondo. Los símbolos son presencias y pareciera que la trama se desenvuelve de manera autónoma por medio de la lógica que les es propia. A través de este trabajo íntimo las imágenes se vuelven universales. Es el ánima mundi.”