Los cazadores de Mocha Dick

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Reseña

“Desde la cultura mapuche hasta la industria del siglo XIX tienen un lugar especial para las ballenas. A través del rescate del mamífero chileno que inspiró “Moby Dick”, el historiador Armando Cartes habla del valor patrimonial de estos míticos seres. Constanza Rojas V. En 2003, en una librería de anticuarios de New Bedford, Estados Unidos, el historiador chileno Armando Cartes, miembro correspondiente de la Academia de Historia Naval y Marítima de Chile, encontró la segunda edición (1930) de “Mocha Dick”, de Jeremiah N. Reynolds. Se trataba de una breve novela publicada originalmente en 1839 que narra la historia de una mítica y feroz ballena blanca. El texto, al ser uno de los referentes en que se basó el “Moby Dick” de Melville, comprobó que la ballena más famosa del mundo había nadado cerca de Isla Mocha, en el extremo sur de la VIII Región. Era chilena.

A más de seis años de este descubrimiento, Armando Cartes publica con editorial Pehuén el libro “Los cazadores de Mocha Dick, Balleneros chilenos y norteamericanos al sur del Océano de Chile”. En él no sólo incluye una versión facsimilar bilingüe del texto de Reynolds ilustrado con los grabados que Lowell LeRoy Balcom incluyó en 1930, sino que además ofrece un acabado estudio acerca de las ballenas construido luego de sus viajes por la costa este de Estados Unidos y la del sur de Chile. El rol clave de este mamífero en el desarrollo de la industria chilena y estadounidense, lazos que creó entre ambos países, su importancia para los pueblos indígenas de nuestro país y su gran valor patrimonial se recorren en estas páginas que ya están en librerías.

“El tema literario es una excusa para rescatar todo un patrimonio cultural, respecto a un gran patrimonio natural que es la ballena. Los balleneros descubrieron canales, islas, y fue la primera industria global de Estados Unidos”, dice Cartes. Destaca, entre las muchas riquezas provenientes de la ballena, a su aceite: “Es anterior al petróleo, estaba en las máquinas de la revolución industrial, y las calles se iluminaban con él. Movió a cientos de miles de personas y formó grandes fortunas”.

En busca de ellas fue que a Chile llegaron grupos ingleses y estadounidenses durante la Colonia, cuenta Cartes. Tantas eran las visitas, que las autoridades españolas se sintieron amenazadas. “No sólo creían que se aprovechaban de la riqueza del país, sino que temían por las ideas subversivas que podían traer, y que efectivamente luego influyeron en nuestra Independencia”, explica.

Y si tantos navegantes apuntaron los barcos hacia Chile es porque históricamente ha sido gran cuna de ballenas. “De las 70 especies que existen, la mayoría llega al país, y Chile hoy es un país que protege a la ballena… Su valor cultural siempre ha estado conectado con nuestra historia”. Y el investigador da emblemáticos ejemplos. “En la mitología de los kawésqar y en la cosmogonía mapuche están presentes. El palo con que los mapuches aprietan la lana en el telar es de hueso de ballena, y tenían la idea de que cuando se morían este animal los atravesaba por el mar y los llevaba a la Isla Mocha”.

Y ¿por qué las ballenas despiertan tantas leyendas? “Es un animal gigantesco, la ballena azul es más grande que cualquiera que haya existido y está en la tierra hace 50 millones de años. Cazar una ballena se convirtió en algunas culturas en un acto de valentía sin comparación, un paso a la adultez. La tarea implicaba 3 o 4 años en el mar. Representa las fuerzas más poderosas del universo, al hombre que enfrenta a su destino. Es un animal mágico que provoca a la ficción”.LIBRO:
Los Cazadores De Mocha Dick Balleneros”