Reseña

“Ponemos en sus manos un especial de “Clásicos Quimantú” en homenaje a la Nacionalización del Cobre gestada en el gobierno de la Unidad Popular (1970-1973): “La Batalla del Cobre”, cual fuera el título con que finalmente se publicó por la Editorial Nacional Quimantú en 1972, o “La Nacionalización Chilena del Cobre”, nombre que le puso su autor, Eduardo Novoa.
Cuando hoy las movilizaciones sociales reúnen a distintos sectores del país, bajo la intuición que solos no llegamos a buen puerto, pero que acompañados construimos desde ya este otro país al que aspiramos a vivir, la idea de lo que sucedió hace más de 40 años nos da la lección de historia que siempre hemos sabido, que un pueblo que participa de las decisiones, que encuentra eco en las voluntades políticas de quienes se ponen al servicio de las personas y no de las grandes empresas, arman un país más justo.
Tan importante fue la Nacionalización del Cobre que Salvador Allende lo señaló como “el hecho más importante después de la Independencia de Chile”, un acto de soberanía, de demostrar al mundo que los recursos de nuestra tierra eran de los chilenos y sus beneficios darían aire al gran proceso de hacer nacer un país “para todos”.
Una vez supimos lo que significaba entregar recursos suficientes a las necesidades mínimas como país: educación, salud, pensiones dignas, y el todo que el proceso de la Unidad Popular construyó para que los chilenos nos sintiéramos orgullosos de estar en esta franja de tierra. Hoy estos hechos son referencia necesaria para los que exigen, en la calle, una respuesta satisfactoria a los problemas que el ansia de los poderosos han puesto en el camino. No es gratuito ver en las calles pancartas exigiendo la Renacionalización del Cobre, porque sabemos hasta donde se puede llegar si los recursos de Chile fueran de los chilenos.
Este libro es homenaje, pero también lección de historia y encuentro con la memoria, consigna y aliento de futuro ¿qué pasaría si las ganancias del cobre fueran para todos los chilenos? No es una pregunta sin respuesta, sólo hay que mirar y escuchar lo que está pasando en las calles, no a través de la tele, sino lo que pasa de verdad.”