“«Defensora de la paz, Lorena Rioseco es un poema de luz que abre su horizonte de versos con la palabra desnuda.
Directa, sin adornos, enarbola su canto para incrustar en el poema la palabra defensora de quienes no tienen voz. Ella es la rosa que florece en medio del desierto, la que nos lleva lúcida hasta el vértigo del borde abismo para mostrarnos lo que ya no somos capaces de ver.
Sus poemas estremecen y son un llamado poderoso a romper el gris anodino de la rutina que nos empoza. A la vez que son el árbol que trina y proporciona la necesaria sombra.
Lorena escribe como quien lucha para que el olvido no se lleve las claves perdidas de quienes somos. Denuncia la ignorancia como el peor de los trigos y deambula sinuosa como alma en pena, para llevarnos de su mano en noches de insomnio y desamor hasta atravesar aquel recóndito jardín de amapolas.
Su poemario refleja la búsqueda y en ese camino esencial se encuentra cara a cara con la muerte, el sinsentido, la horadación, el desgarro, la incertidumbre, el dolor, la tormenta y el vacío que son superados con la espiritualidad soterrada que toca los orígenes y a ratos emerge con fuerza, para derrotar a los demonios y elevarnos con ímpetu hacia la libertad».

Theodoro Elssaca”